La no-ley de la guerra sucia
foto-mistressamericaTítulo Original: MISTRESS AMÉRICA Dirección: Noah Baumbach Guión:  Noah Baumbach y  Greta Gerwig    Intérpretes: Greta Gerwig, Lola Kirke, Matthew Shear, Jasmine Cephas-Jones, Heather Lind, Michael Chernus y  Cindy Cheung País: EE.UU.  2015 Duración: 84 minutosESTRENO: Noviembre 2015
Mistress America, ya lo delata su título, se extiende entre el american way of life y el foreveryoung, pura tautología que esconde la recompensa de descubrir un inteligente guión con unos actores brillantes que avanzan al galope y con alta inteligencia. Así, si se supera la animadversión que provoca la (est)ética del mundo universitario USA y sus rituales iniciáticos; si se es inmune al Día de Acción de Gracias, familias (des)unidas y sueños de triunfo, aquí podrán hallar una pequeña joya del cine de ahora.
Nada nuevo viniendo de Noah Baumbach un guionista y director que pasa por un prolífico y exultante momento creativo y de quien hace unos pocos meses veíamos Mientras seamos jóvenes. Aquí como allí, bajo el disfraz del localismo neoyorquino (Woody Allen lo aplica de parecida manera), de lo que se ocupa este filme es de la mordedura del tiempo, de la fugacidad de la existencia, de esa línea de sombra que separa el dinero del éxito, la proyección personal de la fama pública.
Aunque Mistress America comparte con Mientras seamos jóvenes esta última reflexión a esa frontera sin línea, puede sostenerse que Baumbach ha configurado con todas sus películas dirigidas por él una suerte de compendio unitario, un manual generacional. Colaborador de Wes Anderson con quien co-escribió The Life Aquatic (2004) y Fantastic Mr. Fox (2007); como director prefiere moverse en un terreno más atado a cierto naturalismo bruñido por crónicas urbanas de personajes contrariados y ansiosos por el tiempo que les toca vivir. Personajes siempre diestros y pragmáticos, incluso en sus disparatadas utopías.
Para llegar a esta explosión verbal, a esta exhibición de retórica envenenada y divertida, Baumbach ha penetrado en el pasado del cine clásico, en plenos años 30, cuando la primera oleada de exiliados europeos llegaba a América huyendo del nazismo, del hambre y de la violencia. Sus comedias, y esta ofrece algunas de sus mejores formulaciones, dejan atrás a Wilder para abrazar a Ernst Lubitsch y su impagable sentido del humor sobre la condición humana. Baumbach muestra una capacidad semejante para con tres bromas y un subrayado desnudar miserias y airear flaquezas. Siempre lo hace a partir de reflexionar sobre el choque generacional entre quienes comienzan los veinte y quienes lamentan sumar más de treinta.
En Baumbach la lucha de género deja paso a la batalla contra el tiempo. En su universo, lo que define al ser contemporáneo ya no pertenece a la pulsión sexual sino a la cronología y su relación con el éxito, o sea el dinero. Aquí, dos jóvenes unidas por una inminente hermandad, el padre de una y la madre de la otra van a casarse, inician una relación que a Baumbach le sirve para levantar una disección que provoca sonrisas y rasga convenciones. Si el cine de Lubistch guardaba lo mejor de sí mismo detrás de las puertas, el de Baumbach lo almacena, en lo que sus personajes no dicen, aunque estos nunca callan.
Please follow and like us:
Pin Share

Deja una respuesta