En el evangelio de Lucas, de manera indirecta, como sobrevenida, se encuentra el origen de la expresión: «Salve María» de la que luego surgió el «Ave María», una de las oraciones católicas más rezadas en el mundo junto al «Padre Nuestro».
Entre el periodo expulsivo y el corte del cordón umbilical, fases cruciales de la gestación mamífera, tiene lugar el alumbramiento (de la placenta). A él hace referencia en su título esta recreación teñida de crítica y lírica sobre la España de 1982, la del cambio.
El personaje de Laia Costa, Irene, ha sido escrito sin piedad y la actriz le da la convicción necesaria para que resulte tan creíble como comprensible, tan adyacente como aborrecible. Para sellar cualquier grieta que pudiera surgir en ese retrato de dama nada adorable, la directora y coguionista desarrolla una puesta en escena que conjuga la belleza con la precisión, lo que se cuenta con lo que se sugiere.
Es posible que en ese movimiento pendular que agita a la zozobra crítica, siempre demasiado pasional y antagónica, siempre en pos de la excelencia y con el colmillo presto para señalar el desatino, Pilar Palomero recibiera más laureles de lo que su primer largometraje, “Las niñas”, merecía.
La semilla germinal de la que surge “Ninjababy”, película sobre maternidades sobrevenidas y paternidades por descubrir, fue alumbrada con la gramática de los tebeos. Nacida en el papel se (pre)siente que en su ADN se agitan de ecos autobiográficos