En el evangelio de Lucas, de manera indirecta, como sobrevenida, se encuentra el origen de la expresión: «Salve María» de la que luego surgió el «Ave María», una de las oraciones católicas más rezadas en el mundo junto al «Padre Nuestro».

El personaje de Laia Costa, Irene, ha sido escrito sin piedad y la actriz le da la convicción necesaria para que resulte tan creíble como comprensible, tan adyacente como aborrecible. Para sellar cualquier grieta que pudiera surgir en ese retrato de dama nada adorable, la directora y coguionista desarrolla una puesta en escena que conjuga la belleza con la precisión, lo que se cuenta con lo que se sugiere.