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Memoria histórica australiana
Título Original: THE WATER DIVINER Dirección: Russell CroweMaymon Guión: Andrew Anastasios, Andrew Knight Intérpretes: Russell Crowe, Olga Kurylenko, Jai Courtney, Isabel Lucas, Damon Herriman, Jacqueline McKenzie Nacionalidad: Australia. 2014 Duración: 111 minutos ESTRENO: Mayo 2015
¿Qué le quedaba por hacer a Russell Crowe después de haber interpretado a Máximo Décimo Meridio, el favorito del emperador Marco Aurelio, a Robin Hood, al campeón mundial de los pesos pesados James J. Braddock, al padre de Superman o a Noé, y después de haberse atrevido a poner no solo su figura sino también su voz al malvado Javert en Los Miserables? La respuesta la ha dado él mismo atreviéndose a pasarse al otro lado de la cámara.
Lo suyo no es una rareza en Hollywood. Ahí están Clint Eastwood, Mel Gibson, George Clooney, Angelina Jolie o Ryan Gostling, entre otros, y el método utilizado tampoco resulta una originalidad; consiste en rodearse de buenos técnicos y un reconocido reparto. Esto último, en muchas ocasiones, se refuerza guardándose para uno mismo el papel principal. En esto, tampoco es una excepción Crowe. En El maestro del agua, el hombre del que se puede afirmar sin ninguna duda que es un experto zahorí, es él mismo. En cuanto a la parte técnica, la presencia del recién desaparecido Andrew Lesnie, oscarizado director de fotografía de El señor de los anillos y mano derecha de Peter Jackson, no dejaba resquicio al riesgo.
En El maestro del agua Crowe realiza, además, su personal homenaje a la historia de Australia, narrando unos hechos que hace más de treinta años inspiraron a Peter Weir, Gallipoli (1981). En su manera de contar una de las batallas más sangrientas de la Primera Guerra Mundial, Crowe apuesta por dar voz a los enemigos de los australianos, personificados en ese militar turco con el que el protagonista acaba por establecer una estrecha relación. El método de este padre protagonista capaz de descubrir los misteriosos secretos ocultos bajo tierra traspasa la verosimilitud, y la relación entre Crowe y la actriz ucraniana Olga Kurylenko, que interpreta a una viuda turca, resulta excesivamente idealizada y azucarada. Queda para reflexionar esa reivindicación del concepto de Memoria histórica que Russell Crowe acerca hasta el gran público, y que aquí nos llega desde las antípodas.
Lo suyo no es una rareza en Hollywood. Ahí están Clint Eastwood, Mel Gibson, George Clooney, Angelina Jolie o Ryan Gostling, entre otros, y el método utilizado tampoco resulta una originalidad; consiste en rodearse de buenos técnicos y un reconocido reparto. Esto último, en muchas ocasiones, se refuerza guardándose para uno mismo el papel principal. En esto, tampoco es una excepción Crowe. En El maestro del agua, el hombre del que se puede afirmar sin ninguna duda que es un experto zahorí, es él mismo. En cuanto a la parte técnica, la presencia del recién desaparecido Andrew Lesnie, oscarizado director de fotografía de El señor de los anillos y mano derecha de Peter Jackson, no dejaba resquicio al riesgo.
En El maestro del agua Crowe realiza, además, su personal homenaje a la historia de Australia, narrando unos hechos que hace más de treinta años inspiraron a Peter Weir, Gallipoli (1981). En su manera de contar una de las batallas más sangrientas de la Primera Guerra Mundial, Crowe apuesta por dar voz a los enemigos de los australianos, personificados en ese militar turco con el que el protagonista acaba por establecer una estrecha relación. El método de este padre protagonista capaz de descubrir los misteriosos secretos ocultos bajo tierra traspasa la verosimilitud, y la relación entre Crowe y la actriz ucraniana Olga Kurylenko, que interpreta a una viuda turca, resulta excesivamente idealizada y azucarada. Queda para reflexionar esa reivindicación del concepto de Memoria histórica que Russell Crowe acerca hasta el gran público, y que aquí nos llega desde las antípodas.