Los nazis, con sus campos de exterminio, representaron la máxima ignominia del ser humano. Nunca la humanidad se había envilecido tanto. Pero fue EE.UU. con sus dos bombas atómicas lanzadas sobre dos poblaciones indefensas, Hiroshima y Nagasaki, quien entreabrió la puerta a la ira de dios, suya fue la hora del apocalipsis; la acción más sanguinaria realizada jamás por nadie.
Todo en “Barbie” se comporta con el disfraz de lo equívoco. De sus casi dos horas, permanecerá para la mayor parte del público esa estética rosa de chicle y azúcar de caramelo, una facilona exaltación al empoderamiento femenino y una conclusión paradójica.
La llama que alimenta lo que da sentido a “Más que nunca” gira en torno a una cuestión y un sentimiento.