Considerada la mejor película del último festival de Cannes, el primero tras la Covid 19 que obligó a suspender el festival de 2020, “Titane” emerge como una propuesta de alta cualificación y bajos instintos.
En un caso evidente de identificación entre el relato y su representación, el último 007 funde y confunde la esencia del personaje con la realidad del actor que lo ha interpretado, Daniel Craig.
Nada, o casi nada, es lo que parece ser con (y en) “Benedetta”. Las prohibiciones de Rusia, la recogida de firmas de Perú o la frialdad de Cannes, no dañan la superficie de acero de un filme casi testamentario a cargo de un Paul Verhoeven que ha cumplido los 82.