Al parecer la recomendación de no echar queso parmesano en un plato de pescado carece de base científica. Y si se apura, tal vez ni siquiera posea una coartada histórica. Todo lo más, por encontrar razones al dicho, se sugiere que en el pasado, la presencia de un queso fuerte en pescados de dudosa frescura, disimulaba sus condiciones a cambio de garantizar digestiones atormentadas. 

Ante un abarrotado palacio de congresos de Pamplona, con el récord guinness de arquitectos por metro cuadrado en un auditorio -entre ellos se paseaban varios premios Pritzker-, Zizek el incombustible, el polemista capaz de discutir con el diablo sin perder tiempo ni formas, abrió su intervención con una sentencia impagable acogida con sonrisas heladas.