Título Original: THE QUEEN´S GAMBIT Dirección y guión: Scott Frank a partir de la novela de Walter Tevis Intérpretes: Anya Taylor-Joy, Moses Ingram, Harry Melling, Chloe Pirrie y Janina Elkin País:  EE.UU. 2020  Duración:  7 capítulos de aprox. 60 minutos

La superviviente

Hasta su estreno, sin demasiados fuegos de artificio por parte de Netflix, “Gambito de Dama” ha recorrido un camino complicado. Lo que ahora se puede ver en la plataforma televisiva no lo ha tenido fácil para llegar a traspasar del papel donde nació, se editó como novela en 1983,  al formato audiovisual; en este caso una miniserie de siete capítulos. Basada en la novela homónima de Walter Tevis  (San Francisco, 1928-1984), su creador fue un interesante escritor hoy recordado especialmente porque sus argumentos nutrieron películas tan notables como “El buscavidas”, “El color del dinero” y “El hombre que cayó a la Tierra”.
De hecho todavía no había muerto Tavis cuando en 1983 se le pagaron los derechos para llevar “Gambito de Dama” al cine. Desde entonces, la historia de una joven huérfana convertida en una eminencia del ajedrez capaz de derrotar a los mejores maestros tuvo muchos pretendientes. Entre otros, Michael Apted y Bernardo Bertolucci. El último fue Heath Ledger, quien incluso ya tenía a su protagonista, Ellen Page, pero, cuando iba a debutar como director, el Joker de Nolan murió.
Ahora, Scott Frank (guionista solvente y al parecer buen director) con la inestimable ayuda de  
Anya Taylor-Joy (“Múltiple”, “Glass”) -ella encarna magistralmente a la protagonista-, aporta una de esas series rocosas y sugerentes. Dura casi lo preciso -las series siempre se alargan más de lo que necesitan- y salvo una concesión al patriotismo yanqui en sus últimos minutos, el resto rebosa temple, sensibilidad y talento donde seduce y reina el poderoso carisma de Taylor-Joy. Estéticamente hermosa, argumentalmente inquietante, “Gambito de Dama” se apropia de ecos de lo real para forzar un retrato feminista inusual en un mundo tan masculinamente rancio como es el del ajedrez.
Tevis, buen jugador a su vez y conocedor de lo que estaba contando, se permitió servirse de arquetipos reconocibles: Fisher sería uno de ellos, para conformar la historia de una joven prodigio(sa). Una especie de marciana en tierra de hombres que en siete horas nos depara un apasionante relato con el ajedrez como pretexto y del feminismo como reivindicación.
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