Cuando Yip Harsburg y Harold Arlen alumbraron, entre otros temas, “Over the Rainbow” para “El mago de Oz”, no sospecharon que esculpían una leyenda. Años después, en 1978, su canción vistió la bandera del movimiento LGTBI. El arcoiris de Dorothy se transformó en talismán de la reivindicación del orgullo gay. Pero para entonces, Judy Garland, que murió 9 años antes, era un icono sagrado, imitado y llorado.

La gran aportación, la única que logro encontrar, a “Te quiero, imbécil”, descansa en su capacidad para confirmar una obviedad: La caspa y el mal gusto no son privativas de la masculinidad. En consecuencia, se puede hacer cine zafio y ser muy machista aunque el nombre que figura en el DNI sea, por ejemplo, Laura, como demuestra fehacientemente esta incursión sobre las desventuras de un treintañero definitivamente imbécil.

En “Underwater” se abrazan dos trayectorias en aparente descenso, dos profesionales que al unirse en este filme en lugar de sublimar sus virtudes se han abrochado a sus defectos. Uno lleva el bastón del mando, es el director de “Love” (2011) y de “La señal” (2014), William Eubank.