Escasamente conocida entre nosotros y, por lo tanto, en absoluto recordada, Lee Israel fue una reconocida autora de biografías que en los años 60 y 70 cosechó notables ventas y un indiscutido prestigio. Fue autora de semblantes como los dedicados a Katherine Hepburn, una inmersión emocional que buceó en la legendaria historia de amor entre la actriz de “La fiera de mi niña” y Spencer Tracy.

Doscientos millones de dólares y 15.000 empleados dan noticia del poder que sostiene esta película, “Alita: Ángel de batalla”. Un poder alimentado por su productor, James Cameron, uno de los más influyentes y exitosos profesionales de las últimas tres décadas; y rubricado por su director, Robert Rodríguez, un cineasta que, junto a Tarantino, renovó y emblematizó el cine de los 90.

El costumbrismo, por mas que se deje conducir por la autocomplacencia y la sal gruesa; por encima o por debajo del acierto de su piel, siempre arroja indicios importantes sobre la temperatura social del paisa(na)je que representa. En los años 50 y comienzos de los 60, Azcona, Berlanga, Bardem y compañía, dibujaban hombres y mujeres ridículos; un pelotón de náufragos y supervivientes en una sociedad de zapatos rotos y peluquería de barrio.