Antes de hacerse cine, Piratas del Caribe era una atracción de feria que vivía en los parques de Disneylandia. Aunque su ADN se había fabricado a partir de las películas del Hollywood de los años 40, a diferencia de otras barracas escópicas ideadas para una jornada familiar y germinadas por personajes y/o películas del universo Disney, Piratas carecía de paternidad.
La presencia de Toni Servillo, actor vinculado a Sorrentino, parece proclamar los deseos de Roberto Andò. Con Servillo, Andò entona una declaración de (buenas) intenciones, pero sabemos, al decir del refrán, que con buenas intenciones el infierno se llena. No significa esto que Las confesiones sea una obra totalmente fallida o mediocre.