Clint Eastwood lo ha reconocido, nunca se anda con calculadas declaraciones de corrección política, pero aunque no lo hubiera hecho, tras ver la película, se hace evidente que la simpatía del narrador se abraza a favor de su protagonista: Sully. Si en la realidad, Sully pasó por un proceso infernal en el que se cuestionó su decisión y su profesionalidad, Eastwood no tiene duda alguna.
Además de haber entrado en la categoría de cineasta octogenario, esa generación nacida en la segunda guerra mundial y decidida a morir con las botas puestas, Ken Loach comparte con Clint Eastwood y Woody Allen, una sed inmensa por seguir contando historias. En su caso, lo que cuenta y canta Ken Loach es (casi) siempre la misma letra.
El Doctor Strange apareció dentro de la escudería Marvel en los primeros años 60. Su peculiaridad reside en que sus poderes emanan de las fuerzas místicas, de la magia. Personaje vertebral en la galería de superhéroes marvelianos, su biografía en estos cincuenta años de existencia, ha pasado por diferentes fases aunque nunca fue tan popular como los archiconocidos Iron Man, Spiderman y Capitán América.