
HISTORIA DE UNA PASIÓN
Emily Dickinson nació y murió en Massachusetts. Vivió 55 años, casi siempre confinada en el interior de su casa. Buena parte de ellos, los últimos, apenas abandonaba su habitación. Y allí escribía. Sin aliento, sin pausa, sin lectores. Sólo una pequeña parte de su obra fue publicada. Corregida y traicionada por su editor; mientras vivió, (1830-1886), nadie, salvo su cuñada y su hermana, tuvieron acceso a esa descomunal tarea literaria que ahora, la consolida como una de las grandes voces poéticas del XIX. Un siglo con descomunales creadores, un tiempo en el que ser mujer estaba penalizado y ante el que Emily Dickinson se alzó sigilosamente como una mártir.