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La hora de las mujeres
Título Original: TIME OUT OF MIND Dirección y guión: Oren Moverman Intérpretes: Richard Gere, Ben Vereen, Jena Malone, Kyra Sedgwick, Steve Buscemi y Jeremy Strong País: EE.UU. 2014 Duración: 120 minutos ESTRENO: Diciembre 2015
De no ser porque la presencia de Richard Gere domina todos y cada uno de los 120 minutos de su metraje, costaría trabajo identificar la nacionalidad de esta película que transcurre en Nueva York. Dirige y escribe Oren Moverman; un semidesconocido con un buen historial. Como director y guionista ha firmado The Messenger (2009) y Rampart (2011). Dos filmes tan interesantes como poco conocidos. Pero como guionista se le pudo ver al frente de I’m Not There (2007) de Todd Haynes, una insólita biografía de Bob Dylan de una osadía casi suicida.
En Invisibles, producido por Richard Gere y con la confianza que imprime saber que tu protagonista está dispuesto a jugar a fondo todas las bazas, este israelí que cambió los campos de combate por el cine en Nueva York, levanta una crónica desconcertante. Con una historia mínima, un vagabundo cuyo pasado apenas se dibuja y cuyo futuro no parece existir, Moverman dirige como un francotirador que armado por un potente teleobjetivo sigue desde la distancia a su víctima. Esa víctima, en su deambular, le va mostrando los diferentes escenarios de la indigencia. Albergues de náufragos que viven entre el delirio y la tensión de una violencia siempre a flor de piel, callejuelas de alto peligro y escasa protección, estaciones, viviendas abandonadas,…
A Moverman le atrae tanto el paisaje como los personajes. Y como resultado de esa apuesta a Invisibles le interesa más mostrar el clima, una atmósfera, que construir un relato lineal. Es una forma de proceder impresionista, atenta a una paleta de colores apagados pero con luces intensas y brochazos sueltos, sn refinar. La intención parece clara, aglutinar y subrayar los indicios de una sociedad enferma por un consumismo febril que deja en el camino a miles de seres humanos. Hay coherencia y pulso en la dirección de Moverman. Como hay profesionalidad en un Richard Gere que se aventura en un descenso al mundo de los sin hogar. Y entre medio, la historia apenas entrevista, el drama sugerido entre un padre y su hija. La cruz de lo real de Pretty Woman; la verdad de Cenicienta y su padre errante sin reino, sin esperanza, sin nada.
En Invisibles, producido por Richard Gere y con la confianza que imprime saber que tu protagonista está dispuesto a jugar a fondo todas las bazas, este israelí que cambió los campos de combate por el cine en Nueva York, levanta una crónica desconcertante. Con una historia mínima, un vagabundo cuyo pasado apenas se dibuja y cuyo futuro no parece existir, Moverman dirige como un francotirador que armado por un potente teleobjetivo sigue desde la distancia a su víctima. Esa víctima, en su deambular, le va mostrando los diferentes escenarios de la indigencia. Albergues de náufragos que viven entre el delirio y la tensión de una violencia siempre a flor de piel, callejuelas de alto peligro y escasa protección, estaciones, viviendas abandonadas,…
A Moverman le atrae tanto el paisaje como los personajes. Y como resultado de esa apuesta a Invisibles le interesa más mostrar el clima, una atmósfera, que construir un relato lineal. Es una forma de proceder impresionista, atenta a una paleta de colores apagados pero con luces intensas y brochazos sueltos, sn refinar. La intención parece clara, aglutinar y subrayar los indicios de una sociedad enferma por un consumismo febril que deja en el camino a miles de seres humanos. Hay coherencia y pulso en la dirección de Moverman. Como hay profesionalidad en un Richard Gere que se aventura en un descenso al mundo de los sin hogar. Y entre medio, la historia apenas entrevista, el drama sugerido entre un padre y su hija. La cruz de lo real de Pretty Woman; la verdad de Cenicienta y su padre errante sin reino, sin esperanza, sin nada.