La hora de las mujeres
foto-sufragistas
Título Original: SUFRAGETTE Dirección: Sarah Gavron  Guión: Abi Morgan  Intérpretes: Carey Mulligan, Helena Bonham Carter, Meryl Streep, Anne-Marie Duff, Brendan Gleeson, Samuel West, Ben Whishaw y  Romola Garai  País: Reino Unido. 2015    Duración:  106 minutos ESTRENO: Diciembre 2015
La relación de hechos que ilustra el filme de Sarah Gavron, Sufragistas, provoca estupor e incomodidad. Cuesta trabajo aceptar que hace cien años la condición social y política de la mujer fuera la que la película (de)muestra. Ambientada en la Inglaterra del siglo pasado, en plena campaña feminista para conseguir el derecho al voto universal, Sarah Gavron recrea con devoción y militancia un tiempo histórico sobre el que despliega un proceso de identificación.
Como hiciera el Costa Gavras de Missing, el guión de Abi Morgan se sirve de una víctima des-ideologizada, para apelar, a través de su toma de conciencia, a la comprensión y simpatía del público. En ese periplo por el que peldaño a peldaño su (in)feliz protagonista, Carey Mulligan sabrá del infierno de la desigualdad, el filme teje un discurso sin fisuras en su proclama. Es una declaración incontestable ante la que no caben los matices. Con la igualdad nunca puede haber media tintas.
Si por un lado el filme se gana merecidamente el aplauso por su denuncia, por su contenido; por el otro, no puede evitar la decepción que provoca contemplar tanta torpeza profesional. Cuanto más noble es su beligerante núcleo narrativo, más irritan la incapacidad de un guión cosido sin armonía y la apatía de unas situaciones recreadas sin nervio, presentadas sin sutileza, filmadas sin imaginación. Sufragistas es un mediocre filme que malogra la ocasión de haber conformado una enorme película. El estupor y la incomodidad que mana de esa herida abierta que muestra, la lacerante imposición del machismo institucional (político, religioso, social), se transforma en perplejidad ante la autocomplacencia que Gavron muestra.
En el filme hay situaciones de pereza intelectual muy común en películas que creen que basta con defender una causa justa para conseguir un buen filme. Ese error corroe a Sufragistas pero no deshace el enorme caudal de datos que enciende, en quien lo ve, un irreprimible deseo de debatir y reflexionar, de mejorar y de comprender. A veces, de relatos maniqueos y lineales, surgen excelentes pretextos para exponer causas justas.
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