Chica soltera busca felicidad

foto-requisitosTítulo Original:  REQUISITOS PARA SER UNA PERSONA NORMAL  Dirección y guión: Leticia Dolera Intérpretes: Leticia Dolera, Manuel Burque, David Verdaguer, Núria Gago, Carmen Machi, Alexandra Jiménez y Silvia Munt  Nacionalidad: España. 2015 Duración: 81 minutos ESTRENO: Junio 2015

Leticia Dolera lo es todo en esta película que se encomienda a Woody Allen y se abraza a la comedia urbana española de un presente hecho de low cost y mucha labia. Dolera dirige, escribe y protagoniza una reflexión sobre una joven mujer que se siente diferente porque ni tiene pareja, ni casa, ni trabajo, ni vida social, ni aficiones, ni vida familiar. Como consecuencia, tampoco cumple el séptimo requisito para ser normal: ser feliz. Dicho de otro modo, lo que Dolera plantea se parece mucho a esa crisis que sobreviene cuando se cumplen los 30 y la soledad, el desempleo y la dependencia auguran un futuro sin esperanza.
Así se siente María de las Montañas, una suerte de proyección hiperbólica de la propia Leticia Dolera. Deseosa de salir del pozo, la película muestra sus desesperados intentos para perseguir y no conseguir lo que de manera indirecta le regala un amigo fofisano sin quererlo, freakie sin saberlo y desdibujado porque Dolera, que traza con pincel a su personaje femenino, aplica brocha al antihéroe masculino, ese buen y discreto amigo que es la pareja ideal que nunca se ve porque está demasiado cerca.
Como Allen, Dolera arremete contra algunos tópicos (in)evitables. La hueca palabrería del arte y los gourmets dan lugar a secuencias de relleno que apuntalan la idea nuclear de su película: una historia de amor. Con aires noventeros y disfraz de comedia romántica, Dolera obtiene un alto rendimiento de un material convencional. Pasó con dignidad y aplausos por el festival de Málaga, el paraíso de la segunda división del cine español, y podría mantenerse sin estruendo pero con risas en la cartelera preveraniega. Esas bajas ambiciones de su argumento, ese tono humilde de cine de mucho entusiasmo y poco capital, depara una hora y veinte minutos que evidencian dos cosas. Que su directora ha visto mucho cine y que lo digiere bien. No es fácil adentrarse en el pantano del humor. Ella lo hace con una osadía que, en guiones con más enjundia, demostrarán que además de actriz vital puede ser una inteligente realizadora.
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