Las circunstancias históricas y su pertinencia pueden deformar la valoración y la manera en la que se percibe un filme en el momento de su estreno. De El último tango a La última tención de Cristo, de A Serbian Film a Yo te saludo, Maria, da igual que se trate de directores anónimos o de maestros consagrados; el exceso en las reacciones siempre se impone a su contenido. Cuando a un filme le rodea el escándalo, éste no puede ser visto sin el espejo deformante del ruido que le precede.