En una cinematografía de industria menor y confusión inmensa como lo es la española, la figura del productor Julio Fernández aparece como una rara avis de difícil clasificación y futuro incierto. Sus proyectos crecen de espaldas al proteccionista sistema oficial del Ministerio de Cultura; sus cineastas, rara vez son escogidos por la Academia del Cine Español, pero sus películas pueden verse en cualquier lugar del planeta.