A esta nueva versión de La Momia le encaja bien el “utrimque roditur” del Príncipe de Viana. Es decir, le caen palos a discreción. No hay crítica -salvo excepciones contadas- que no la corroa. Los nostálgicos del cine clásico porque para ellos, el cine acabó con la jubilación de Billy Wilder.

Antes de hacerse cine, Piratas del Caribe era una atracción de feria que vivía en los parques de Disneylandia. Aunque su ADN se había fabricado a partir de las películas del Hollywood de los años 40, a diferencia de otras barracas escópicas ideadas para una jornada familiar y germinadas por personajes y/o películas del universo Disney, Piratas carecía de paternidad.

A James Gray, el libro de David Grann le sirve para reincidir en su ensimismado universo. Es decir, la aventura de Percy Fawcett, un militar británico de comienzos del siglo XX que dio buena parte de su tiempo y su vida para cartografiar Bolivia y descubrir los secretos de la Amazonia, es un pretexto con el que Gray evidencia que filma extraordinariamente bien.