Al menos dos grandes vacíos, dos inmensas oquedades, colisionan en «La quimera». Dicho de otro modo, «La quimera» surge del entrechocamiento de dos mundos paralelos. El lenguaje y el metalenguaje, la forma y el fondo, el territorio y la frontera.
La noche del 2 de mayo de 2011 el mundo asistió a la ejecución de Bin Laden ante la mirada absorta del presidente yanqui «más demócrata» del siglo XXI. Ese día se supo que el horroroso tiempo de Guantánamo quedaba obsoleto.
La mayor o menor complicidad que «Siempre nos quedará mañana» ejercerá sobre el público, depende básicamente de la aceptación del espectador ante un recurso estilístico que no admite paños calientes.