A la vista de «Cerrar los ojos», filmada cincuenta años después de «El espíritu de la colmena» por el mismo Víctor Erice -nuestro realizador más decisivo tras el espectro de Luis Buñuel-, sorprende verificar que aquel primer trabajo era mucho más moderno que esta obra crepuscular, ahora rodada cuando Erice llevaba 30 años sin hacer un largometraje.
Con frecuencia Hirozaku Kore-eda construye sus películas con la mirada puesta en sus ancestros cinematográficos. Podría dar lugar a un revelador estudio desenterrar de su filmografía las reliquias provenientes de autores como Ozu, Naruse y Mizoguchi, entre otros, con los que su cine se hizo grande. Por más que Kore-eda les de la vuelta.
Woody Allen (Manhattan, 1935), no cree en dios. En consecuencia, cuando la existencia le impone la sombra de la incertidumbre, no puede acudir al «relojero del tiempo» para aplacar su sed de conocimiento. Y no es porque ese relojero divino le fuera a dar respuesta; los dioses no hablan por más que sus fieles escuchen.