Lo que “Ilargi Guztiak” desvela acontece entre dos guerras. Más exactamente entre el final de la tercera guerra carlista (1876) y el inicio de la guerra civil española (1936). En esos 60 años se nos cuenta la historia de Amaia, una niña huérfana que encontrará padre y madre, aunque ninguno sea de su sangre y a ninguno pertenezca.

Fueron apenas unos segundos. Pero fueron extraordinariamente elocuentes. En ellos, una dama de la interpretación de muchos quilates y ninguna equivocación, Glenn Close, perreaba delante de sus amigos entre risas de fingida despreocupación en la noche de la entrega del Oscar. Medio mundo la vio y pocos percibieron la frustración de su soez danza.

La película se abre con imágenes de bomberos saltando en paracaídas para descender allí donde reina el fuego. Termina con sus protagonistas chamuscados y en tierra firme tras una aventura que promete más de lo que da. Especialmente por la falta de tensión en el relato y por la escasa hondura en el modelado de los “malos” de un filme cuyo leit motiv se nos oculta.