
LA CENIZA ES EL BLANCO MÁS PURO
La ceniza que da título a este filme proviene de un volcán que se repite de manera simbólica a lo largo del relato. De hecho, los principales escenarios de “La ceniza es el blanco más puro” reinciden y reaparecen una, dos e incluso tres veces como un epitafio funesto. Todo permanece pero nada es lo mismo. En el caso del volcán citado, su imponente presencia, una forma piramidal sólidamente estable por fuera, supuestamente devorada por el fuego en su interior, prende y transmite a su argumento un presagio no tanto de muerte como de fugacidad.