17 SEPTIEMBRE 2016
LA DOCTORA DE BREST de Emmanuelle Bercot.
Probablemente la lupa con la que se mire esta película de Raúl Arévalo, actor antes que director, insistirá en buscar pruebas de su naturaleza en esa corriente contemporánea del thriller a la española. En ella sus mejores representantes se llaman Alberto Rodríguez, Agustín Díaz Yanes y Enrique Urbizu. Y tras ellos se podría citar una decena de realizadores que trabajan con mayor o menor rigor, con más o menos fortuna, en un género escasamente tocado por el cine español a lo largo de su historia.
La película fundacional del cine USA fue El nacimiento de una nación (1915). Llevamos pues cien años en los que Hollywood nos repite, de vez en cuando, la misma historia. Un relato que, filme a filme, aporta nuevos datos para hacernos entender que pasamos por la vida deslumbrados por el engaño. Creemos saber la verdad cuando desconocemos casi todo. Así, entre las muchas virtudes de Los hombres libres de Jones destaca la de su capacidad para penetrar allí donde otros cineastas, con más nombre y con más dinero, no supieron hacerlo.
Hay muchas películas en ésta, hay muchos tiempos narrativos, hay mucha imprecisión y, entre tanto mucho, todos se olvidan de que habitaba una hermosa historia dentro. Lo que Koldo Serra no ha tenido es un buen guión. Tampoco, a la vista de su contenido, parecería que la mirada de Serra hacía de él la persona idónea para este fresco histórico. En él se muestra, como telón de fondo, el bombardeo de Gernika. Franco dio la orden, los nazis de la legión Cóndor echaron las bombas, los habitantes de un pueblo en cuyo núcleo fundacional se alza un símbolo, fueron las víctimas escogidas de lo que sería la norma de las nuevas guerras del futuro.