Mucho coco, poco cerebro

foto-palmeras

Título Original: PALMERAS EN LA NIEVE Dirección: Fernando González Molina. Guión: Sergio G. Sánchez; basado en la novela de Luz Gabás Intérpretes: Mario Casas, Adriana Ugarte, Macarena García, Alain Hernández, Berta Vázquez, Emilio Gutiérrez Caba, Djedje Apali y Celso Bugallo País: España. 2015 Duración: 163 min.ESTRENO: Diciembre 2015
A veces surgen ententes de éxito entre un director y un actor. Ejemplos los hay a patadas y si nos ponemos estupendos, diríamos que Mario Casas es a Fernando González Molina lo que fue Robert de Niro a Martin Scorsese. ¡Ay, qué risa! Pues no se rían demasiado, porque Fernando González Molina es el profesional formado y forjado por la Universidad de Navarra que más taquilla ha conseguido en toda la historia. No hay ningún director nacido o hecho en Navarra que pueda superarle en número de espectadores. Lo de Mario Casas y su capacidad para conmover adolescentes, desafía la lógica. Su magnetismo “animal” solo está al alcance de alguna figura del pop tipo Justin Bieber o los Beatles, cuando todavía olían a Liverpool.
Tras dos pelotazos, Tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti, el también director de Fuga de cerebros, lo tenía claro. Había que volver a rodar juntos. Y con la racha de cara, todo consistía en buscar el argumento adecuado. La novela de Luz Gabás, Palmeras en la nieve, era una candidata perfecta. Se sabía best seller nacional en tierra de melodramas y folletines.
Además, su contenido, ese adentrarse en el pasado colonial español de África y con él recuperar una memoria, no ya perdida sino nunca aprehendida, con una red de enredos sanguíneos, de rivalidades y engaños, constituía un diamante en bruto.
Por su parte, la industria del cine español, sostenido por las televisiones privadas, querían mostrar músculo. Así que Palmeras en la nieve podía ser, se decían entre sí los ejecutivos, nuestra Memorias de África. Manos a la obra. Ahora dicen las campañas publicitarias que el éxito acompaña a Palmeras en la nieve. Venderán entradas pero no podrán evitar el sonrojo ante un filme pobre, desnortado y televisivo. Por televisivo entendemos mediocre, facilón y rutinario. Un naufragio artístico previsible en el que sólo los actores africanos (no todos) parecen actores apropiados. El resto, apenas son figurantes mal disfrazados a los que les sienta fatal tanto sombrero nuevo.
Please follow and like us:
Pin Share

Deja una respuesta