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Dos hombres y un castigo
Título Original: ASIER ETA BIOK Dirección y guión: Amaia Merino y Aitor Merino   Música: Alex Alvear y Alicia Alemán  Fotografía: Aitor Merino. Montaje: Amaia Merino    Producción:  Ainhoa Andraka, Amaia Merino, Aitor Merino y Gabriela Calvache   Nacionalidad: España. 2013   Duración: 93 minutos ESTRENO: Enero 2014
 
En el gesto inicial con el que los hermanos Merino abren su “documental” resulta imposible no pensar en El proyecto de la bruja de Blair y Grizzly Man. Como ellos, en Asier eta biok el espectador se enfrenta a las confesiones a cámara de su protagonista embarcado en una odisea imposible. Parecen documentales pero no lo son. Son fábulas que encierran una amenaza externa que merodea a sus narradores. En ellas, el bosque teje un ominoso telón de fondo. Y en las tres, allí, en sus entrañas abisales, aguarda, insaciable, la Cosa. Y con ella, la herida abierta del miedo, el dolor y la muerte. 
Desde el mismo cartel, desde el título, es evidente que Asier eta Aitor son dos hombres encadenados el uno al otro. De hecho, en el recoveco más profundo de la memoria de Aitor, cabe imaginar que el punto de ignición de este filme tuvo lugar la madrugada en la que los dos amigos fueron despertados súbitamente como sospechosos de formar parte de un comando de ETA. De repente tan cerca, de repente tan lejos. ¿Lo estaban?
A contestar eso es a lo que Aitor y Amaia dedicaron meses de su vida. Mucho tiempo y altas precauciones porque de la Cosa, o sea de la violencia en el País Vasco, no se acaba de hablar con libertad ni lucidez. Y es que las cicatrices tardan en cerrar y la capacidad de perdón no depende sólo del paso del tiempo. Sabedores del fuego que les iba a abrasar, los hermanos Merino se pertrecharon en el humor para convocar el horror. Y Aitor, conscientemente o no, se funde y se confunde con Asier. Los dos compartieron pupitres de niños, los dos vivieron en los mismos lugares, conocieron a las mismas personas, vivieron los mismos acontecimientos… Hay un momento en el que Asier parece más actor que Aitor, y hay otro, en el que Aitor aparece estremecido por el terror; y por eso mismo se le presiente ensimismado. A Aitor se le ve feliz con la convicción con la que Asier habla de que el tiempo del plomo ha pasado. Y a Asier se le ve agobiado cuando su madre, en uno de los momentos cruciales del filme, repudia la muerte.  Aquí todos los que aparecen quieren/dicen alejarse de la Cosa. Aquí ni brujas ni osos aparecen, pero la Cosa deambula cerca y los esfuerzos de Aitor se antojan pírricos para romper tantas barreras, para demoler tantos prejuicios.

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