El 11 de marzo de 2011 a las 14:46 después de un terremoto de magnitud 9, Japón, el país con más cicatrices del mundo, vivió un
a de sus peores pesadillas en lo que va del siglo XXI. Ese país flotante que conoce bien la palabra terremoto, que supo del horror atómico y que cada año recibe abrumadoras visitas de la naturaleza, sufrió todo de golpe cuando, como consecuencia del seísmo, la central nuclear de Fukushima I empezó a desmoronarse.

Como la falla a la que designa su título, esta película está atravesada por una grieta que resquebraja de arriba abajo su contenido. A un lado, en el bando escópico, todo evidencia oficio, eficacia, ambición y por qué negarlo, incluso talento industrial. No es fácil crear esa sensación de apocalipsis por mucho dinero real o/y mucha pólvora virtual de la que se disponga.