El título original encierra la clave de lo que aquí nos espera. “One Shot” en realidad significa “una toma única”, un plano secuencia de 96 minutos, un juego formal consistente en que el tiempo real y el tiempo fílmico se deben a una idéntica unidad cronológica.
Con los Wachowski jamás ha existido el término medio ni la componenda. De ADN freakie, todo lo viven con una extraordinaria intensidad. En 1999, cuando firmaron la primera entrega de Matrix, parecían dos consumados skaters de gorra y rap.
Todo en esta tercera entrega del Spiderman protagonizado por Tom Holland se mueve en torno al número tres.
El exceso de guionistas casi siempre obedece a la mirada asfixiante de una productora ávida de beneficios y a la debilidad del material de partida. En “Way Down”, el material de partida consiste en las imágenes de la algarabía futbolera por la conquista del mundial a cargo de la selección española de fútbol en el año 2010.
Hace 68 años H.G. Clouzot, un cineasta que empezó a hacer cine con el advenimiento del sonido y supo filmar un puñado de piezas de orfebrería como “Las diabólicas” (1960), dirigió “El salario del miedo”.
Shawn Levy (Montreal, 1968) alcanzó cierto reconocimiento popular gracias al éxito de “Una noche en el museo” (2006). Con ese fundamento se montó una trilogía. De hecho, desde la última entrega, 2014, Shaw Levy no había vuelto a dirigir largometrajes.
Dinamarca no cree en los superhéroes pero sabe que el tiempo de Dreyer ha pasado. El de Lars von Trier probablemente también. Su mirada hace ya tres o cuatro proyectos que presenta síntomas preocupantes de un crepúsculo precoz.
Si el primer asalto de “Escuadrón suicida” daba pena; esta entrega, deja sin palabras. Si en su obra precedente, bajo la batuta de David Ayer y con el viejo esquema de “Doce en el patíbulo” y la sobredosis de humor rancio y talento breve solo latía algún alivio en la presentación de los personajes y en las zonas de transición; en esta nueva aparición, todo se abisma.
En los prolegómenos, cuando Cate Shortland, la directora austro-alemana de “Viuda negra” refleja la plácida existencia de la familia de espías más disfuncional del cine actual, vemos a las “hermanas”, Yelena Belova y Natasha Romanoff, contorsionarse en un juego infantil de resistencia y equilibrio.
Ante este “ejército” lo primero que se impone es proclamar que hay demasiada intensidad para tan poca originalidad. Argumentalmente la idea madre de Zack Snyder, esa con la que se empezó a escribir el guion y cuyo leit motiv se disfraza de “misión imposible”, se parece mucho a “Península”.