Dado que la sustancia nuclear de «El jockey», lo que le confiere su singularidad, gira en torno al tema de la identidad, habrá que exponer que solamente desde esa quimera argentina de psicoanálisis y mate es posible crear un filme como éste. Solo un «pibe» sin freno puede bailar tan agarrado a Kaurismäki como mostrarse transido por Lynch.
Resulta evidente que La trama fenicia, la última locura de Wes Anderson, comparte con Viridiana algunas extrañas coincidencias. Y parece posible que éstas podrían haberse gestado cuando en Chinchón y Colmenar de Oreja, el iconoclasta Anderson se refugió con su equipo para rodar Asteroid City (2023).

