Argumentalmente David Valero, un entusiasta creador de imágenes con impulso moral, hace un cóctel de fórmula sencilla, sabor predecible y efectos probados. Sus ingredientes han sido testeados con éxito. Entre ellos, se adivinan los más obvios.

Daniel Auteuil (Argel, 1950) lleva desde los años 70 acompañándonos como el actor arquetípico del hombre francés contemporáneo. Ha trabajado bajo la dirección de muchos: de Claude Berri a Michael Haneke; de Patrice Leconte a André Téchiné; de Claude Sautet a Alain Corneau. Sus personajes rezuman, se diría que con una perseverante obstinación, una entereza frágil, una vulnerabilidad de acero.

De duración corta, apenas 90 minutos, esta historia se percibe larga, muy larga. Provoca ansiedad, agota, estresa, derrenga. Ver y oír a Souleymane a lo largo de 48 horas, las que preceden a su cita para que sea admitida su petición de exilio en París, deja muy claro el vía crucis que sufren los que llegan a nuestra Europa sin papeles, sin trabajo, sin… nada.