Los primeros pasos de Darren Aronofsky. sonaron alto pero eran oscuros. Sin un duro, rodada en blanco y negro, “Pi: El orden del caos” (1998), la fábula de un matemático paranoide convencido de que todo en la naturaleza puede ser representado a través del número, fue para este neoyorquino lo que “Cabeza borradora” para David Lynch.