En sus primeros largometrajes, menos ambiciosos formalmente y, por eso mismo, más ajustados, más sólidos, Ruben Östlund sumía al público en ese terreno pantanoso donde los juicios morales y los prejuicios entran en serio conflicto. “Play” (2011) y “Fuerza mayor” (2014) mostraban una capacidad extraordinaria para palpar la incomodidad de lo convencional al desvelar la fragilidad de lo aparente.

Si todo el mundo ha sido prevenido de que los Fabelman narra la infancia y la adolescencia de Steven Spielberg, su descubrimiento del cine y la vida y su despertar a la evanescencia de la verdad, a la utilidad de la mentira; la pregunta inevitable apunta al hecho de interrogarse por qué Spielberg no titula el filme con el nombre de la familia.