Salvo unos breves instantes, todo lo que recoge este filme testimonial y reivindicativo transcurre en los habitáculos de las Urgencias de un hospital parisino. Su tiempo de ficción, aquel en el que “La fractura” muestra sus efectos, corresponde al otoño de 2018, a los días de humo y sangre de las huelgas de los llamados chalecos amarillos.
En ningún momento del filme, su director, el suizo Stefan Jäger, hace referencia a ello; pero no resulta impropio ver en el perfil de la fotógrafa protagonista de “Monte Veritá”, la sombra de Daphne du Maurier, la autora de “Rebeca” y “Los pájaros”, entre otras novelas que tanto deslumbraron a Hitchcock.
Decía Juan Goytisolo, cuyos restos descansan en el cementerio civil de Larache, al lado de Jean Genet, que cuando uno se va de algún sitio, en realidad ya se había ido antes. Eso, en eso, en un adiós esperado y asumido, se hallan David Henninger (Ralph Fiennes) y su esposa Jo (Jessica Chastain). Forman un matrimonio adinerado y terminal.