Se cumplen 22 años de “Memento”, un filme referencial con el que despegó el talento de Jonathan Nole y en el que se encumbró la figura de Guy Pearce. La efeméride no es ajena a lo que “La memoria de un asesino” dirigida por un Martin Campbell desfondado, parece pretender. Ambos filmes giran sobre la fragilidad de la mente.
Cuando en la zona nuclear de la cloaca máxima del narcotráfico francés en el que esta película bucea, un juez español esboza la cartografía de esa red de redes, el estupor quiebra el verosímil.
La tercera entrega de “Padre no hay más que uno” gira en torno a la mentira; la verdadera pandemia de la humanidad que en el siglo XXI ha entrado ya en una metástasis agónica.