El metaverso todo lo impregna, todo lo justifica, todo lo traga. Cree en él Mark Zuckerberg, el factótum de Facebook, uno de los dueños del mundo. Se sabe que en el metaverso y los mil y un avatar, ha puesto toda su fortuna. Y como hay muchos intereses en juego y es mucho lo que se juega, la industria del espectáculo secunda con fervor lo que se supone va a ser el mundo que está por llegar.
En la última Seminci, la de 2021, “El perdón” ganó el premio a la mejor dirección novel. Probablemente fue un gesto merecido y simbólico asumido por el jurado para resaltar la denuncia que transporta en su interior. Y es que desde el mismo título original, “La balada de la vaca blanca”, este filme prohibido en Irán lleva implícita la idea de la inocencia.
Excéntrica como se corresponde a toda película que se encomienda al carisma de Benedict Cumberbatch (repasen su filmografía más allá de Sherlock), “Mr. Wain” o como más explícitamente señala su título en inglés, “la eléctrica existencia de Louis Wain”, resquebraja la férrea y maniatada estructura que toda biografía impone.