
LA CASA DE JACK
La línea que separa la genialidad de la locura, la excelencia del delirio o el arte del asesinato, por muy sutil y delgada que sea, existe. Ese último velo lacaniano (la belleza, lo sublime) que nos separa de la Cosa, se lo salta Lars von Trier con una propuesta tan inteligente como perversa; tan repleta de significados colaterales como monocorde en la manifestación de un narcisismo infectado por la misoginia y la psicosis.