Hay un vocablo (el idioma inglés nunca cesa de engendrar nuevas palabras), para designar la naturaleza de filmes como este. A las películas con su ADN, se les conoce como “mumblecore”. Con ese término se designa a una serie de cineastas y obras del llamado cine indie más periférico; el que se sitúa en los arrabales de la producción de low cost y la extrema libertad.

El comienzo de En la sombra quiere ser jubiloso. Arranca con una boda, pero termina con un epitafio; como la vida misma, pero con aromas del viejo de Hollywood. Fatih Akin, coronado como uno de los mejores directores del cine europeo, ni mejora ni empeora su pasado.

Podía haber sido una versión pobre y convencional de cualquiera de los ambiciosos proyectos que la Marvel ha producido en estos últimos años. Una especie de Capitán América en clave de black exploitation. No es así, pese a que el argumento carezca de originalidad.