A partir de un relato casi iniciático con el que debutó hace 30 años Javier Cercas, Martín Cuenca, buen lector y sólido profesional del lenguaje cinematográfico, alumbra este trabajo. Durante mucho tiempo se pensó en llamarlo como la obra original, El móvil; finalmente, se impuso “el autor”, probablemente porque la palabra móvil ha sido colonizada por las terminales telefónicas, algo que en 1987 todavía no había ocurrido.