Junto a J. J. Abrams, Matt Reeves hegemoniza la nueva camada de directores yanquis que se mueve con solvencia tanto en el terreno de las series de televisión como en el cine contemporáneo.

Los experimentos desde (plata)formas y presupuestos de cine comercial corren un doble riesgo. Riesgo con regusto a oxímoron en su pretensión de cruzar lo genérico con lo ensayístico Doble riesgo que afronta Baby Driver, un inclasificable trabajo que engulle multitud de referencias y que camina hacia ningún lado con total desparpajo.