Con motivo del estreno de Malditos vecinos se percibía, en medio de tanta ordinaria estulticia, la inquietud de no terminar de comprender cómo los mismos que se incomodan ante los delirios excesivos de Borat aplauden sin medida las tonterías de Nicholas Stoller repletas de chistes malos y ofensivos.

El cine francés, capaz de moverse en diferentes frentes sin perder el norte, mantiene su alta cuota de pantalla nacional gracias a un tipo de comedias románticas que han reiventado el viejo lema de cine de amor y lujo. Intocable fue uno de esos exponentes y Un hombre de altura, con una historia muy diferente, apunta al mismo público.