Emigrantes y emigrados

Título Original: TERRAFERMA Dirección: Emanuele Crialese  Guion: Vittorio Moroni y Emanuele Crialese; según un argumento de Emanuele Crialese  Intérpretes:  Filippo Pucillo, Donatella Finocchiaro, Giuseppe Fiorello, Mimagmo Cuticchio y Martina Codecasa Nacionalidad:  Italia / Francia. 2011    Duración: 89 minutos ESTRENO: Agosto 2012

Premiada, entre otras cosas, porque se le adivinan espléndidos modelos de partida, Terraferma  trata de resolver la misma ecuación que daba sentido al último Kaurismaki estrenado hasta la fecha, El Havre. Esto es, se asoma al mundo de la emigración africana que llega a nado y a rastras a las costas europeas para (de)mostrar que la Europa del bienestar cada vez se aleja más de un Sur al que le corroe la pobreza. No tardamos mucho en comprender que Terraferma se posicionará de inmediato a favor de los desfavorecidos con una declaración de intenciones que quiere ser solidaria y moderna pero que no puede evitar lucir un ropaje excesivamente convencional. Esto es, en su discurso interior, su mirada, complaciente con la vieja ética del mundo de los pescadores obligados a convertir sus barcazas en taxis marítimos para turistas gañanes, carece de la capacidad de pergeñar la esencia de los espléndidos dibujos que Fellini nos regaló en títulos como Amarcord y Roma.  
Es notorio que Emanuele Crialese no posee el escalpelo del cineasta de Rimini y que allí donde el autor de I vitelloni  reinventó una suerte de neobarroco del siglo XX, Crialese propone unas composiciones más propias de Benetton y sus campañas publicitarias. Pequeñas osadías plásticas que, no obstante, plantean secuencias efectivas.
Hay instantes sobrecogedores, como la irrupción en plena noche de dos decenas de emigrantes que nadan desesperadamente hacia la barca del joven protagonista para provocar una escena de pánico y violencia. Pero esa vía hacia lo alegórico siniestro es un puro espejismo que se contrapone con una estética más afín a Verano azul que a los interiores crepusculares de Nubes pasajeras. Con este insípido sabor que rememora sensaciones ya vividas, Terraferma da vueltas a una familia de pescadores rota por la crisis y la desorientación.  Una familia fragmentada y perpleja por un tiempo nuevo en el que las cosas se transforman sembrando el anacronismo y el extrañamiento de quien se siente forastero en su propia tierra. Con ese ritmo de fondo, Crialese se las arregla para forjar una sonrisa en medio de un temporal que no da motivos para el relajo. Una mirada demasiado superficial y optimista para un tiempo de repliegue y confusión.
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