Andrea vive con sus hermanos pequeños a los que cuida como una madre. Tiene 15 años y a los cambios biológicos y psicológicos propios de la pubertad, se une el dolor ante el vacío de la ausencia del padre.
Con «La imatge permanent» Laura Ferrés hizo historia en la nueva Seminci rehabilitada con el espíritu de los festivales de Gijón y Sevilla. Es decir, en la Seminci que por vez primera dirigía José Luis Cienfuegos.
Todavía sin saber qué nos aguarda, Antonio Méndez Esparza envenena la banda sonora de su filme con una música estridente, enervante. Apenas se escucha el diálogo de dos mujeres martirizado por una música extradiegética cuya perturbadora presencia nos da la clave.
Un mes y un día antes de que Franco diera rienda suelta a su naturaleza de depredador sanguinario con el «alzamiento nacional», nació Ken Loach. Aunque en su filmografía la guerra civil española ya había estado presente, fue cincuenta y nueve años después cuando Loach filmó «Tierra y libertad», su visión de una contienda, más bien una masacre, que él reconstruyó de manera espartana.
La cuestión es que «Un amor» parece un tobogán emocional donde la masculinidad se dibuja en su diversidad, sin que sepa responder a las demandas de su principal personaje.
Paloma Zapata, (Murcia, 1979), directora de «La Singla», estudió Bellas Artes, fundó su propia productora, «La Fábrica Naranja, y lleva inmersa en el mundo de la música desde sus primeros pasos en el lenguaje audiovisual, allá por el comienzo de los 2000.
Construido sobre una novela basada en la realidad ese maestro, que promete el mar, existió en la España republicana que hizo de la enseñanza laica una cuestión de principios. Con su recuerdo, Patricia Font desarrolla un relato conjugando dos tiempos.
Aunque todos y cada uno de los recovecos que conforman esta biografía levantada sobre la novela de Gerard Jofra, el hijo mayor de Eugenio, huelan a verdad, David Trueba no puede evitar la sospecha de que su acercamiento al famoso humorista catalán ha sido forjado con el hándicap de excesivos filtros.
Si se atiende a su sinopsis, el guión coescrito por Walter Salles, Rafa Russo e Isabel Coixet a partir de la novela de Hernán Rivera, resulta muy sugestivo, esperanzador. En él se percibe una cinefilia de libro, hay pasión de folletín, personajes con evolución dramática y un contexto histórico único ubicado en el Chile que pasó de la utopía de Allende al infierno de Pinochet. Lo tiene todo.
La imagen más repetida, ¿responsabilidad de los tres directores?, muestra a C.Tangana en una composición deudora de la arquetípica escena de la última cena. Ahora bien, no estamos ante la procacidad combativa del Buñuel de «Viridiana», no hay aquí el más mínimo asomo de beligerancia iconoclasta.