Con ritmo febril, al galope y con toques de corneta apocalíptica, «Golpe a Wall Street» se comporta como un Fómula 1 en una recta. Todo acontece con rapidez de vértigo, en una trama aparentemente compleja que esconde la estructura convencional de aquel cine de catástrofes de los años 70.
Barry Levinson ha cumplido 81 años, posee una trayectoria solvente y en los años 80, su cine lo señalaba como uno de los autores norteamericanos más vertebrales de ese tiempo crepuscular en el que Hollywood dio un giro suicida hacia la infantilización de sus películas.
Todo se reduce a un interrogatorio. De hecho, lo que llamamos guión literario no es sino la transcripción, con las tachaduras pertinentes que protegen «el secreto de estado», del interrogatorio real que sufrió Reality Winner el 3 de junio de 2017 por un grupo de agentes del FBI.
Los nazis, con sus campos de exterminio, representaron la máxima ignominia del ser humano. Nunca la humanidad se había envilecido tanto. Pero fue EE.UU. con sus dos bombas atómicas lanzadas sobre dos poblaciones indefensas, Hiroshima y Nagasaki, quien entreabrió la puerta a la ira de dios, suya fue la hora del apocalipsis; la acción más sanguinaria realizada jamás por nadie.
A algunas películas se las ve venir desde el minuto uno. Si además, como en este caso, vienen firmadas por un cineasta veterano cuya coherencia no cede a tentación alguna, su visión se convierte en un acto de confirmación, un suspiro de reafirmación. Así pues, “El caso Braibanti” crece sobre un gesto de fidelidad extrema.
El soldado Franz Streitberger , protagonista de «El zorro», fue en la vida real el bisabuelo de Adrian Goiginger, el director de esta película que se adentra en el horror de la guerra sin recrear las habituales escenas de carnicería humana.
A “Un blanco fácil” lo que le da sentido, le aniquila. Basada en hechos reales, una vez más, la servidumbre a lo inmediato y el miedo a la posible denuncia si se proyectan acusaciones nominales al poder -con o sin pruebas-, terminan por matar a la verdad. Es muy probable que los hechos, en su inmensa mayoría, transcurrieran como Jean-Paul Salomé muestra.
Chile, como Portugal, se ubica en un territorio rectangular más largo que ancho visto según las cartografías canónicas. De cualquier modo, recorrerlos de norte a sur cuesta mucho más que atravesarlos del este al oeste. Oscurecidos por la ruidosa sombra de sus vecinos colindantes, se diría que sufren la condena de estar subordinados a Argentina y España respectivamente.
Este “Novembre” y “Un año, una noche” de Isaki Lacuesta, estrenadas el mismo año, 2022, funcionan como una bisagra demoledora sobre nuestra imposibilidad para abismarnos en el horror.
El 28 de marzo de 2022, hace menos de un año, el actual presidente USA, Joe Biden, promulgó la llamada Ley Emmett Till; de ese modo el linchamiento se considera en EE.UU. a partir de ahora, un crimen de odio que puede ser juzgado con una pena máxima de 30 años de cárcel.