En los 70 y en los 80 las máquinas recreativas, los reclamos de las salas de juego, se servían del imaginario de los grandes éxitos de Hollywood. Indiana Jones, Star Wars, Tiburón… y decenas de títulos ilustraban los mismos “clippers” con idéntico resultado: eran mero pretexto, en nada alteraban la esencia del juego.

Básicamente hay dos niveles de percepción ante Warcraft: el origen. Por cierto, como su título evidencia, los productores parecen dispuestos a comenzar con ella una larga serie a la altura del conjunto de videojuegos a los que sirve y de quienes se sirve. Tras una década de idas y venidas, de disputas y desmoronamientos sobre su traspaso de la pantalla del ordenador y la tablet al cine, que fuera Duncan Jones el escogido sorprendió a todos.