En los prolegómenos, cuando Cate Shortland, la directora austro-alemana de “Viuda negra” refleja la plácida existencia de la familia de espías más disfuncional del cine actual, vemos a las “hermanas”, Yelena Belova y Natasha Romanoff, contorsionarse en un juego infantil de resistencia y equilibrio.

En “Los lunes al sol” (2002), Fernando León de Aranoa ponía en boca de Santa (Javier Bardem) una cáustica lectura sobre los cuentos de hadas. Era, la suya, una mirada aparentemente procaz y crítica -en general recibida con sonrisas de complicidad por un público afín- sobre el maniqueísmo simplista de cierta manera de entender los relatos tradicionales.