Shawn Levy (Montreal, 1968) alcanzó cierto reconocimiento popular gracias al éxito de “Una noche en el museo” (2006). Con ese fundamento se montó una trilogía. De hecho, desde la última entrega, 2014, Shaw Levy no había vuelto a dirigir largometrajes.

Itsván Szabo nació en plena guerra civil española, (Budapest, 18 de febrero de 1938), cuando el Ebro se preparaba para la más sanguinaria batalla de su historia. En ese tiempo, Szabo era demasiado niño pero su adolescencia y juventud supo del totalitarismo stalinista, de la guerra fría y de sus demonios.

En la primera edición del festival Punto de Vista, 2005, se dedicó una amplia retrospectiva al cine documental japonés. Junto a una selección histórica de los mejores textos fílmicos basados en el cine de no ficción, se estableció una cita singular con una joven cineasta llamada Naomi Kawase.

Si el primer asalto de “Escuadrón suicida” daba pena; esta entrega, deja sin palabras. Si en su obra precedente, bajo la batuta de David Ayer y con el viejo esquema de “Doce en el patíbulo” y la sobredosis de humor rancio y talento breve solo latía algún alivio en la presentación de los personajes y en las zonas de transición; en esta nueva aparición, todo se abisma.

El punto de partida de “Tiempo” podría haberse escrito en una noche de tormenta, como consecuencia de un abrazo dialéctico entre Jorge Luis Borges y Ray Bradbury. No fue así; su gestación descansa en el encuentro de dos autores que responden al nombre de Fréderick Peeters y Pierre Oscar Lévy.

No he hecho las cuentas pero parece cabal afirmar que, probablemente, Jaume Collet-Serra sea el director español cuyas películas han visto más gente en el mundo. Tan solo Juan Antonio Bayona le puede disputar el trono. De hecho, entre los dos cuentan más espectadores que todo el resto del cine español contemporáneo.