Schrader dedica «Oh, Canadá» al autor literario de esta película, Russell Banks (1940-2023). Se trata de un escritor norteamericano al que Schrader ya había adaptado hace 27 años.
Dos nombres propios determinan las fronteras entre las que se mueve y habita este ensayo documental que nos avisa que quiere hablar de la guitarra flamenca. Uno es el personaje del que se habla: Yerai Cortés, (Alicante, 1995); un «tocaor» gitano que tiene preso el duende de Sabicas en las cuerdas de su guitarra.
«Cónclave» se desenvuelve en el mismo escenario en el que Nanni Moretti perpetró su «Habemus Papam» (2011). Pero su director, Edward Berger, se adentra en los pasillos del avispero vaticanista con la negra piel de «thriller», al estilo del «Padrino III» (1990) de Ford Coppola.
En la apertura de «Cuando cae el otoño», Ozon (París, 1967), da la clave del secreto que atraviesa al personaje central de esta película protagonizada por Hélène Vincent. Eso de lo que no se habla, todo lo que se silencia, tiene que ver con el pasado.
Antes de diseccionar nada, un aviso, no se confundan, esta no es «la película de Gila». El buen Miguel Gila Cuesta (Chamartin, 1919-Barcelona, 2001) nada tiene que ver con esta versión descafeinada y pasmada, salvo que de su biografía y de sus testimonios grabados, Alexis Morente se ha servido como le ha dado la gana.
María Trénor, cineasta vinculada al mundo del arte, dedicó una docena de años a cumplir un deseo íntimo: proyectar las imágenes que la música de «Rock Bottom» fecundó en su interior. Hablamos de un álbum conceptual, un Lp se decía entonces, que Robert Wyatt, cabeza visible, vocalista y batería de Soft Machine, lanzó en 1974.
En 1945, en el mismo año en el que, tras el suicidio de Hitler, el mundo se asomó a las ruinas de la Soah, nacieron, con apenas cuatro meses de diferencia, Win Wenders y Alselm Kiefer.
«Here» se ancla sobre un plano fijo en el que se escenifica todo el tiempo del mundo. Un espacio mínimo para una elipsis eterna que aspira a ser la madre de todas las edades, el paradigma del delirio de Cronos.
Reescritura de la película francesa «Jusqu’ici tout va bien» (2019), Mar Olid españoliza con solvencia y naturalidad en «Al otro barrio», una comedia francesa de sal gorda y populismo grotesco.
Cuando a finales de año, el vacío informativo se alimente con las claves de lo que ha sido 2024 en términos cinematográficos, se impondrán dos conceptos: la muerte y el musical. O si se prefiere, se constatará que los últimos tiempos han abundado en historias agónicas y que, más que nunca, el horror se ha narrado a golpe de coreografía, a ritmo de musical.