Tres noches, siete cámaras y un vendaval de energía, ironía y talento musical fue cuanto necesitó Jonathan Demme para caligrafiar el acta notarial de lo que hoy se considera uno de los mejores conciertos jamás filmado.
Dentro de diez meses su cumplirán 40 años del estreno de “Blood Simple”, aquí titulado como “Sangre fácil”. Con aquella película, su primer largometraje, se firmó la partida de nacimiento cinematográfico de los hermanos Coen.
Esa «bestia en la jungla», a la que desnudó Henry James en uno de sus más reproducidos y definitivos relatos cortos, posee un único semblante y mil gestos desesperados. Se llama miedo a vivir, miedo a abrazar lo que se desea, miedo al miedo.