Con el cuerpo a otra parte
Título Original: ¿QUIÉN MATÓ A BAMBI? Dirección y guión:  Santi  Amodeo    Intérpretes: Quim Gutiérrez, Ernesto Alterio, Julián Villagrán, Enrico Vecchi, Clara Lago, Úrsula Corberó, Joaquín Núñez y  Carmina Barrios   Nacionalidad:  España. 2013   Duración: 89 minutos ESTRENO: Noviembre 2013
 
Hace trece años, Santi Amodeo se presentó con El factor Pilgrim (2000), un filme-disparate realizado junto a Alberto Rodríguez. Aquella comedia insolente, rodada en Londres, versión cañí de Trainspotting, sin dinero ni posibles, fue una carta de presentación que alcanzó una antagónica reacción. Para cierta crítica canónica, aquello era una broma soez carente de valor y de buen gusto. La opinión oficial estaba todavía bajo los efectos del cine Miró, películas de buena conciencia y crítica dulce. Es decir, de buen rollo acerca de la inmigración, los malos tratos y/o el desarraigo, pero ningún pellizco contra la corrupción y el desmoronamiento del compromiso político. En la orilla opuesta, el público jaleó la insolencia de una película que, con el pretexto de encontrar al genio oculto de los Beatles, se adelantaba al fenómeno Erasmus.
Años después, al ver lo que cada uno ha hecho por su parte, se podría jugar a discernir cuánto de Amodeo y cuánto de Rodríguez había en aquel factor Pilgrim. De momento, si nos atenemos a ¿Quién mató a Bambi? podríamos decir que aquí renace y se reconoce el espíritu de Pilgrim. Amodeo no hace cine para festivales, su universo nada quiere saber con nuevas tendencias de autor. Amodeo apela por la distancia más corta al humor del espectador, busca hacerle reir y de paso se ríe de algunos paradigmas de la sociedad española contemporánea. Cabría preguntarse si estamos ante una nueva entrega que sigue el rastro del hacer de Torrente o de Airbag. Pero la respuesta sería no. 
Fundamentalmente porque Amodeo ni asume el tono paródico de Segura, ni se considera superior a lo que está haciendo, como Ulloa. Más bien, de rastrear referentes, habría que husmear en la comedia española de los años 60. No tanto en la de Berlanga-Azcona sino la que tuvo como cimas felices al Fernando Fernán Gómez, creador bizarro como nadie, que adaptó al acartonado Alfonso Paso de Los palomos (1964) con López Vázquez y la inolvidable Gracita Morales. Aquí también el espíritu de la comedia es muy superior al de la letra impresa. Y aquí, como quien nada dice, su feroz enredo entre secuestradores y secuestrados, entre víctimas y verdugos, arranca risas, provoca roces y consigue un lío frenéticamente divertido. Y no aburre nada.
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