Cuatro houdinis y un rufufú 

Título Original: NOW YOU SEE ME Dirección: Louis Leterrier Guión:Edward Ricourt, Boaz Yakin y Ed Solomon; basado en un argumento de Boaz Yakin y Edward Ricourt Intérpretes:   Jesse Eisenberg, Mark Ruffalo, Michael Caine, Morgan Freeman, Isla Fisher  Nacionalidad:  EE.UU. 201 3 Duración: 115 minutos ESTRENO: Julio 2013

Podía haber hecho una divertida película este argumento si hubiera caído en manos más habilidosas, menos empeñadas en la oquedad del artificio, en la acción por la acción, en los fuegos de mucho ruido y ninguna sutileza. Pero firma Louis Leterrier y quien sabe de él, sabe que no cabe esperar gran cosa. Recordemos. Leterrier es un profesional francés, hijo del actor François Leterrier y de quien se tuvo noticia por vez primera cuando figuraba como ayudante de Jeunet en Alien Resurrection. Luego pasó a acompañar a Luc Besson en  Juana de Arco y allí se convertiría en su lugarteniente. Cuando llegó el momento, 2005, irrumpió como un pura sangre de los superventas con Transporter 1 y 2. Eso fue suficiente para que el cine americano, siempre a la caza de mercenarios con suerte en la taquilla, pusiera en sus manos la reescritura de Hulk. En Hollywood nunca entendieron lo que Ang Lee había hecho. Leterrier pasó la prueba y le dieron Furia de Titanes, otro remake para regenerar la banca. Como se deduce de lo explicado, Leterrier se ha convertido en especialista en contar lo que otros ya contaron. No mejora los precedentes pero envuelve bien los productos.
Así que en Ahora me ves…  se le encomendó a Leterrier un argumento que mezclaba el contexto en el que Nolan y Neil Burger ofrecieron dos éxitos: El truco final y El ilusionista. El cine de magos y magia desde Meliés quizá no ofrezca obras cumbre en la historia de cine pero, como filón argumental, aporta una calidad media suficiente y un interés asegurado. La originalidad del proyecto escrito por Ricourt y Yakin como principales impulsores, reside en mezclar la espectacularidad del mundo del ilusionismo con una trama de thriller que convierte a sus cuatro principales protagonistas en una especie de Robin Hood del ilusionismo. La mezcla de universos no depara una mayor profundidad sino un superlativo tour de trampas narrativas. Trucos para entretener pero artificios que desaparecen sin dejar recuerdo por falta de emoción, por abundancia de ambición.
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