¿Qué hay de nuevo?
Título Original: ICE AGE 4 Dirección: Steve Martino y Mike Thurmeier Guion: Michael Berg, Jason Fuchs y Mike Reiss; basado en un argumento de Lori Forte y Michael Berg Música: John Powell Fotografía: Renaldo Falcão Nacionalidad: EE.UU. 2012   Duración:  104 minutos ESTRENO: Julio 2012

La aparición de Ice Age, en plena colisión por hacerse con el mercado del cine de animación entre Dreamworks y Pixar, abrió una impensada tercera vía que convertía a la Fox en una disposición muy interesante para animar un género al que la mayor parte de los adultos apenas presta alguna atención sin reparar en que algunas de las mejores películas de estos últimos años han sido dibujadas. La clave del éxito de Ice Age ahora parece lógica; al fin y al cabo, Ice Age no hace sino abundar en el terreno de Jurassic Park quien a su vez se adentra en uno de esos fascinantes cotos que provocan en la infancia una irresistible curiosidad. Sin embargo sería infravalorar las virtudes de aquel primer filme inicial si glosáramos su atractivo solo en la explotación de un filón del que siempre sale buena materia. No es cierto, y la propia Disney podría mostrar ruinas cinematográficas estrelladas en un mundo perdido habitado por dinosaurios.
Las virtudes de aquella primera película se asentaban en un sentido del ritmo vertiginoso, un uso del humor inteligente y en la concreción de una fauna llena de carisma. La cuarta gran facultad de Ice Age se llamaba falta de pretensiones. Cuatro entregas después, nos preguntamos qué queda de todo ello además de la insistencia en abundar en esa familia prehistórica amenazada por la glaciación y sujeta a los vaivenes de un planeta en crisis.
Si en su despegue, Ice Age logró ocupar un lugar equidistante entre Pixar y Dreamworks, o sea si su propuesta navegaba entre medio de lo que representaba Toy Story y Shrek; ahora parece claro que la Fox ha cedido a la tentación de fiarlo todo al efecto de la simple insistencia, o sea no cambiar nada para que el éxito siga siendo el mismo. Sin incurrir en el desmoronamiento casi obsceno del ogro verde llamado Shrek, Ice Age está lejos de mantener la solida narración que acabó convirtiendo a Toy Story en una trilogía semejante al Padrino de Coppola. Más posibilista y sin tanto talento, Ice Age se desliza por la senda de la reiteración, un déjà vu sin sorpresas ni motivo.
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